Mesa de estudio

Ecosistema Big Data en Román Paladino (y 4)

En esta última entrada sobre el ecosistema Big Data nos centraremos en la formación de los futuros técnicos. Como en casos anteriores contaremos alguna batallita de antaño. Lo hacemos porque vuelven a suceder cosas de las que ya hemos sido testigos. La diferencia es que le suceden a personas diferentes, en tiempos diferentes y aparentemente con excusas diferentes.

Estos son los antecesores del actual post:

Universo Big Data desde MI trinchera

Ecosistema Big Data en Román Paladino (1ª Parte)

Ecosistema Big Data en Román Paladino (2ª Parte)

Ecosistema Big Data en Román Paladino (3ª Parte)

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En el año 1.996 estaba trabajando en una empresa que a la postre se convertiría en la primera que obtuvo la acreditación provisional como servicio de prevención ajeno en Asturias. Por aquella época ni siquiera había salido el primer reglamento de los servicios de prevención y la ley de prevención de riesgos laborales empezaba a ser conocida más bien como un “algo” terrible que se cernía sobre las espaldas de los empresarios. No había suficientes técnicos adecuadamente formados y… era la “profesión del futuro”. Empezaban a menudear cursos, masters y demás variantes formativas en relación con la materia. Si se hablaba de de implantar medidas reales para la prevención de accidentes la mayoría de las empresas miraban para otro lado. o ponían mil excusas. Sin embargo los diferentes esquemas de formación crecían como setas en el campo después de un día lluvioso.

Recuerdo que durante una conversación que mantuve con un responsable del Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo definió la situación del momento como de inflación de formación. Todo el que podía se apuntaba al carro de la docencia sobre el tema de moda. En muchos casos eran planes de muy dudosa calidad. En otros casos no había duda sobre su calidad: eran horrorosamente malos. Eso sí, todos eran caros. Corre un chiste por ahí sobre abogados: un profesor de la facultad de Derecho le dice a los alumnos, los juicios se pueden ganar o se pueden perder, pero siempre se cobran. La formación sobre temas emergentes puede incluso llegar a ser buena en casos muy honrosos pero la norma general es que son bastante pobres; eso sí, cobrar siempre se cobran como si fuesen excelentes. Al fin y al cabo en cada ocasión hablamos de la “profesión del futuro”.

Hace un par de años hemos podido presenciar una vez más esta situación (en esta ocasión en versión reducida) con las certificaciones energéticas. En esta oportunidad ha tenido un recorrido menor (como era de prever por otra parte) y los cursos tal y como han florecido en primavera se han marchitado en poco tiempo sin apenas llegar el verano. Por cierto que una vez más era la “profesión del futuro” ser certificador energético.

Menudean los artículos en que se indica que el analista de datos es la profesión más sexy del siglo XXI. Por lo menos se apela a ella de una forma original. Ser un buen técnico big data se ha convertido en la mejor garantía no sólo de tener un puesto de trabajo sino adicionalmente de disfrutar de una buena remuneración. En un mercado laboral donde encontrar empleo es tarea complicada y el ser mil-eurista se ha convertido en un objetivo muy difícil de alcanzar el pensar que con esta profesión las empresas te van a rifar y el fantasear con sueldos superiores a los de 3.000 euros no es utopía provoca por la apertura de caja de Pandora.

Ordenador mil flechasUniversidades, centros de formación y empresarios varios han comenzado una alocada carrera para ofertar cursos con unos precios crecientes y en muchos casos con unos contenidos que se no siempre se adaptan a las necesidades del sector. Sin dar nombres para no perjudicar a inocentes ni aún a los culpables sí que quiero comentaremos algunos casos reales que han llamado poderosamente mi atención.

En primer lugar el caso nos referiremos a un máster presencial de 600 horas impartido por una prestigiosa escuela de negocios. El precio es de 9.000 euros. Cuando someto su contenido a la consideración de varias personas que trabajan actualmente en el sector me indican que el programa se ajusta muy poco a sus necesidades y que además les parece increíble que no incluya formación sobre hadoop o un frame-work para los mismos fines.

Otro es un curso con unos contenidos amplios, aparentemente bien ajustados a las necesidades que se demandan. Todo muy atractivo, así que indago un poco más. Al ver el crédito horario la ilusión se desvanece: 120 horas. Se llama para pedir más información y nos dicen que cuesta 5.400 euros pero que nos hacen un descuento del 40 % por ser vos quien sois, así, ¡por la cara! Por cierto que las sesiones han empezado ya hace una semana y hay que aflojar pronto la pasta para que nos puedan incluir. No mentan cómo se recupera la semana perdida.

El tercero es un programa acelerado. Un montón de horas a razón de 8 al día en cuantas semanas. Tiene carácter eminentemente práctico con lo que se prevé un 50 % del tiempo dedicado a resolver problemas. El programa promete, casi jura. La idea es sacar a la calle técnicos big data para poder paliar la sequía de los mismos que actualmente se padece. El precio es superior a los 8.000 euros. El planteamiento capta mi atención desde el primer momento. Lo difundo nuevamente entre mis contactos dentro del sector big data por si pudiese ser el santo grial que soluciones el acuciante problema. ¿Resultado?: decir que la acogida ha sido tibia es ser bastante optimista. Incluso un técnico me indica que piensa con esa duración duda mucho que se pueda tener a alguien listo para ponerse a trabajar.

No obstante aún queda por contar la parte más interesante de la historia. Con ese precio y teniendo en cuenta los requisitos de entrada los candidatos a cursar el programa son personas que están en activo. No se pueden permitir el lujo de faltar a sus trabajos durante dos meses. La solución que dan los promotores a la cuestión no tiene desperdicio. Reducen las horas del programa a la mitad. Las sesiones se ceñirán a la parte teórica y las prácticas tendrán que hacer en casa. Las clases se imparten en horario de tarde ya sí les queda la mañana para dedicarla a sus actividades.

¿Qué tenemos?

Mesa de estudioSencillamente personas que se esfuerzan durante el horario matinal en sacar adelante el trabajo que antes les llevaba todo el día; supongo que no mucho más de seis o siete horas antes de ir a las aulas. Después se supone que te meten entre frontal y occipital 4 horas de clases plenas de conceptos; eso sí, sólo de lunes a viernes. Es difícil creer que los alumnos van a aguantar las 4 horas del tirón; las pausas café se llevarán un buen mordisco del tiempo de docencia. Tampoco es muy probable que se pueda dar toda la teoría sin ningún ejemplo. Pero repetimos, sólo de lunes a viernes; para el finde quedan las prácticas.

Y ahora la guinda. Me pongo en contacto con los promotores y hago la pregunta del tonto: ¿cuánto cuesta el curso ahora que se han reducido las horas lectivas a la mitad? Respuesta: ¡Lo mismo que antes! (recordemos que son más de 8.000 euros). No hay más preguntas señoría.

Un detalle adicional: Uno de los módulos es sobre MongoDB. Hay un libro titulado “MongoDB, the definitive guide” escrito por Kristina Chodorow que participó en el proyecto de esta base de datos No SQL. El libraco de marras tiene al filo de las 400 páginas. En el programa le dedican 8 horas al tema.

Por último referirnos a un máster a distancia sobre análisis visual y big data. 60 créditos ECTS. Muy buen programa, (al menos sobre el papel). Los profesores de las materias clave muy buenos: inteligencia artificial, programación con R y ecosistema Hadoop. Precio cercano a los 5.000 euros. A continuación los “peros”.

La mitad de las asignaturas son de relleno (muy interesantes para otros casos pero NO para big data): marketing, dirección de empresa, y un caso práctico en el que el profesor prácticamente no hace nada; usa el método “learning by doing”.

Una asignatura sobre visualización de datos tiene una duración igual a la suma del tiempo dedicado a R y al ecosistema Hadoop juntos; pero además lleva una sorpresa: enseñan a hacer infografías desde el punto de vista del periodismo, no del big data. Para las técnicas de visualización habrá otra asignatura que tendrá una duración inferior a la de esta. El profesor no parece preparar demasiado las clases virtuales ni los apuntes y más que nada se dedica a promocionarse en twitter para conseguir seguidores y a promocionar a un amigo periodista que al parecer admira mucho. Se ve que el buen hombre tiene muy presente aquello de la “identidad digital”

Lo de MongoDB (que también se ve en el master) tiene lo suyo. Su asignación horaria que es inferior a la de la mentada de visualización de datos. Los apuntes son pobres. Se hace una referencia somera a la clave de sharding y en el trabajo final de la asignatura si siquiera se incluye esta cuestión.

Libros y taza de café

Con este panorama me puedo imaginar a un atribulado padre rascándose el bolsillo para que su hijo o hija participe en uno de estos programas con el convencimiento de que le va a solucionar su vida laboral, sólo para comprobar más tarde que la cuestión de su inserción en el mundo del trabajo sigue siendo un tema complicado.

No he logrado hasta el momento hacerme la programación de uno de estos cursos que realmente satisfaga las necesidades del sector aunque lo cierto es que no dedico una porción importante de mi tiempo a su búsqueda, tampoco veo muy ilusionados a mis contertulios cuando someto a su juicio alguno de estos planteamientos.

La formación es clave… ¿Se está logrado pulsar la tecla adecuada?

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